lunes, 7 de mayo de 2012

Carta a los Empleadores de las "Nanas"

En el ultimo tiempo se ha despertado un debate frondoso sobre la situación de una figura chilena muy particular “la nana”. Esa que a personas con mayores recursos y una que otra flojera, les lava calzones, recoje ropas tiradas, limpia desperdicios de otros, y, entre otras (muchísimas) labores, es capaz de alejarse de sus propias familias para sustentarlos haciéndose cargo de otra. Y ¡ojo! algunas no solo cocinan rico y te limpian la casa, también CRIAN A TUS HIJOS. Es justo que en algún punto se esté dando un cierto despertar hacia la situación injusta y discriminadora hacia esas mujeres sacrificadas y esclavizadas. Porque, sí, oígalo bien, la situación laboral-social-simbólica de la “Nana” actualmente en Chile llega al ESCLAVISMO. Y explicaré por qué. Tú esclavizas y/o maltratas laboralmente y simbólicamente a una “Nana” cuando…. 1.- Le pones un delantal para que te acompañe a hacer tareas cotidianas como ir al supermercado o llevar a tus niños a la piscina… ¿? Simple: porque la estás marcando. El delantal no es solo un atuendo, es la forma de marcar su condición social (que no debe bañarse en la piscina, que no vive en el barrio, etc). 2.- Cuando le dices a las tres de mañana que vaya a consolar a tu hijo/a porque tiene pesadillas. 3.- Cuando la haces trabajar desde tempranas horas de la mañana, sirviéndote el desayuno, hasta altas horas de la noche donde le exiges que atienda a tus invitados o te sirva la cena porque además debe dejar todo listo antes de irse a dormir. 4.- Cuando la contratas “Puertas Adentro”, esa modalidad tan injusta y permitida por la fastidiosa legalidad que valida el esclavismo. Sí, el esclavismo, porque la haces tuya. Consumes su vida. ¿Te imaginas trabajando 6 días a la semana? ¿Pudiendo ver a tu familia y amigos solo los domingos? ¿No pudiendo tener una relación de pareja estable? ¿Te imaginas no poder salir de tu trabajo un día por la tarde para hacer lo que se te antoje? Eso es esclavismo. Es consumir la vida de una persona y además justificarte en que la alimentas, que le das techo y un sueldo de mierda. 5.- La maltratas cuando le impides comunicarse con sus seres queridos en “horario de trabajo”. 6.- La maltratas cuando hubo un cumpleaños de su hijo o pareja, y no la dejaste salir a compartirlo. 7.- La maltratas cuando la obligas a trabajar en condiciones insalubres y peligrosas (¿limpiar un vidrio por fuera en el piso veinte y algo?). 8.- La maltratas cuando la haces comer de pie o apartada de la gente. 9.- La maltratas cuando le das comida diferente a lo que tú sí puedes comer. 10.- La maltratas cuando le mandas a hacer algo y está en su horario de colación. Y si no le tienes un horario de colación la maltratas aún más. 11.- La maltratas cuando te la llevas dos semanas para servirte en tus vacaciones en Caburga, Cachagua, el extranjero o algo así. (¿Te imaginas dos semanas completas, 24 horas al día, trabajando?) 12.- La maltratas cuando dices “Es que mi Nana…”, porque estás en el límite de decir “es de mi propiedad”. 13.- La maltratas cuando le das una pieza donde con suerte entra una cama y además, está al fondo, al lado de la cocina. Estimados señores que tienen contratadas “Empleadas de Casa Particular” (sobre todo las “Puertas Adentro”): seamos justos con ellas. Son trabajadores como cualquier otra, no tu esclava. Te ayudan, pero no están para servirte. Aprende a lavarte los calzoncillos, enséñale a tu hijo a hacer las cosas por sí mismo, lava tu taza cuando te tomes el café, siéntate con ella en la mesa. De esos pequeños detalles se hacen las desigualdades y tristemente, muchas de esas mujeres han vivido en el más absoluto esclavismo silencioso y torturador. Porque la sociedad les ha enseñado (obligado!) a servir, a “ser para otros”, a estar detrás de alguien, a estar escondida en un cuarto al fondo de una casa que no es suya, a compartir y no ser observada por una familia que no es la suya, a criar y encariñarte con niños que no son suyos, a estar en un sitio donde todo te dice que no perteneces, a tener una familia distante y con una vida aparte de la suya, a no tener con quien hablar siquiera, a no poder llegar a tu casa por las noches. ¿Por qué? porque eres un elemento de aseo y de servidumbre. Suena feo, suena horrible y más triste aún es ver como a esas mujeres se les va la vida sirviendo a otros. Sin poder siquiera mirarse y pensar en sí mismas. Si tienes tanto dinero como para pensar en una “Nana Puertas Adentro” y necesitas tu desayuno a primera hora de la mañana y la “ayudita con la casa” a toda hora del día, contrata a alguien por turno rotativo. Por último. Pero no le absorbas la vida a una persona. Y cría a tus hijos, pregúntales cómo están, qué hacen, qué les gusta. Acuéstalos todas las noches, haz las tareas con ellos y consuélales los terrores nocturnos. Puede no faltarles lo material, pero el amor no se lo pueden entregar a través de otra persona. Trato digno a las “Nanas” y no más “Nanas Puertas Adentro”. P.D: una de las mujeres que más he admirado en mi vida, trabajó de Nana gran parte de su vida.